sábado, 30 de abril de 2011

El otro



Para conservar la prisión de Guantánamo no es preciso ser un monstruo, basta con ser Obama. Tampoco es obligatorio ser un perverso para encarcelar al soldado Manning en vez de a quienes han cometido los crímenes sacados a la luz por él. Basta de nuevo con ser Obama. Si usted creía que para torturar a adolescentes o a ancianos con demencia senil se requería carecer de cultura, usted era un ingenuo. De esta tarea se han encargado en Guantánamo gente con titulación media y superior, personas con excelentes currículos académicos y de conductas personales intachables. Algunos han tenido que aprobar oposiciones más duras que las de juez, registrador de la propiedad o notario. Ese psiquiatra militar que observaba impasible cómo un preso se comía sus propias heces, se bebía el champú y embadurnaba con excrementos su cuerpo desnudo, era seguramente un tipo normal, incluso de una normalidad superior a la media, una normalidad fuera de lo común, valga la paradoja. No se extrañe usted, hay normalidades de este tipo. Aznar, por ejemplo, se definía a sí mismo como un radical de la normalidad y también como un extremista de centro. Si puede haber psiquiatras militares y obispos castrenses, es que no hay límites para la naturaleza humana. Podemos serlo todo. Bush pertenecía también a la categoría de normales máximos, cum laude. Pero créanme, no es preciso alcanzar tal grado de normalidad para concebir un espacio de horror como la cárcel medieval de Guantánamo. El propio Obama, que cuando la observaba desde fuera del Gobierno sentía por ella un asco sin límites (juró cerrarla en 10 meses), ha acabado aceptándola, ya ven. Y es que para ser sádico no hace falta, sorprendentemente, ser sádico. Basta con ser Obama. Quiere decirse que para ser el otro basta con ser uno mismo. En otras palabras, para ser bobo basta con ser listo. “El Otro” Juan José Millás. El País 29 abril 2011.

viernes, 29 de abril de 2011

Manuel Azaña

Veo en los sucesos de España un insulto, una rebelión contra la inteligencia, un tal desate de lo zoológico y del primitivismo incivil, que las bases de mi racionalidad se estremecen. En este conflicto, mi juicio me llevaría a la repulsa, a volverme de espaldas a todo cuanto la razón condena. No puedo hacerlo. Mi duelo de español se sobrepone a todo. Esta servidumbre voluntaria me ha de acompañar siempre, y nunca podré ser un desarraigado. Siento como propias todas las cosas españolas, y aun las más detestables hay que conllevarlas, como una enfermedad penosa. Pero eso no impide conocer la enfermedad de la que uno se muere, o más exactamente de la que nos hemos muerto; porque todo lo que podamos ahora decir sobre lo pasado suena a cosa de otro mundo. Manuel Azaña.

jueves, 28 de abril de 2011

Miguel de Cervantes.


Foto: Consuegra (Toledo) desde una ventana del castillo.

En esto, descubriendo treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo y, cuando don Quijote los vio, dijo a su escudero:
-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que pudiéramos desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con los que pienso pelear y quitarles a todos las vidas.
Con sus despojos comenzaremos a enriquecernos, que ésta es una guerra justa, y es gran servicio de Dios quitar tan mala semilla de la faz de la tierra.
-¿Qué gigantes?- dijo Sancho Panza.
Aquellos que allí ves –respondió su amo-, de los brazos largos, que algunos los suelen tener de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced –respondió Sancho- que aquellos que allí se ven no son gigantes sino molinos de viento y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, movidas por el viento, hacen andar la piedra del molino.
-Bien parece –respondió don Quijote- que no eres muy experto en esto de las aventuras: ellos son gigantes. Si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración mientras que yo entro con ellos en una fiera y ardua batalla. Miguel de Cervantes. Don Quijote de la Mancha.

miércoles, 27 de abril de 2011

El día de mañana


Mis padres se pasaron la vida pensando en el día de mañana. Tú piensa en el día de mañana; tú ahorra para el día de mañana, me decían. Pero el día de mañana no llegaba. Pasaban los meses y los años y el día de mañana no llegaba.

Hoy, de hecho, mis padres ya están muertos y el día de mañana aún no ha llegado.

Extraído de “Tanta pasión para nada” de Julio Llamazares. Editorial Alfaguara.

martes, 26 de abril de 2011

Emaús

Foto: Procesión en Conil de la Frontera (Cádiz)


De todas formas, somos felices, o por lo menos creemos que lo somos.
Con el equipamiento de serie de la normalidad que viene incluido, irrenunciable, el hecho de que somos católicos –creyentes y católicos. En realidad, ésa es la anomalía, la locura con la que refutamos el teorema de nuestra simplicidad, pero nosotros nos parece todo muy normal, reglamentario. Uno cree y no parece que exista otra posibilidad. No menos baladí: uno cree con avidez y con hambre; no con una fe tranquila, sino con una pasión incontrolada, lo mismo que una necesidad física, una urgencia. Es la semilla de alguna forma de locura –la condensación evidente de una tempestad en el horizonte. Pero ni padres ni madres leen la borrasca que se avecina, por el contrario, tan sólo leen el falso mensaje de una callada aquiescencia a los designios de la familia: de manera que nos dejan que nos vayamos mar adentro… el gusto por la pobreza, el orgullo por las ropas miserables. Los rezos, el rezar. El sentimiento de culpa, eso siempre. Somos unos inadaptados, pero nadie quiere darse cuenta de ello. Creemos en el Dios de los Evangelios. Extraído de la novela de Alessandro Baricco “Emaús” Editorial Anagrama, primera edición marzo 2011.

lunes, 25 de abril de 2011

El mar. La mar.





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El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.

Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

Rafael Alberti. Marinero en tierra, 1924

viernes, 22 de abril de 2011

Dichosos los que....


Dichosos los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.
Dichosos los que saben descansar y dormir sin buscar excusas; llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben escuchar y callar; todos los días aprenderán cosas nuevas.
Dichosos los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio; serán valorados por sus vecinos.
Dichosos los que están atentos a las urgencias de los demás, sin sentirse indispensables; serán permanente fuente de alegría.
Dichosos los que sepan mirar seriamente las cosas pequeñas y tranquilamente, las cosas importantes; llegarán lejos en esta vida.
Dichosos los que sepan interpretar con benevolencia las actitudes de os demás, aun con las apariencias; serán tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.
Tomás Moro.

jueves, 21 de abril de 2011

Parque Natural La Breña y Marismas del Barbate (Cádiz).



Este pinar fruto de varias repoblaciones efectuadas entre 1895 y 1926, tenían como objeto fijar el avance de las dunas litorales, además de fijar el suelo para protegerlo de la erosión.






Fauna y flora que encontré en el camino.

martes, 19 de abril de 2011

Puesta de sol Cabo de Trafalgar (Cádiz)





Así se ocultó el sol el lunes 18 de abril, visto desde la base del faro de Trafalgar.

En sus inmediaciones tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 la célebre batalla de Trafalgar, en la que la escuadra franco-española fue derrotada por la inglesa al mando del almirante Nelson.

lunes, 18 de abril de 2011

Arcos de la Frontera (Cádiz)







Domingo 17 de abril de 2011. Segundo día de fuerte viento de Levante. Así la playa ni verla. Nos quedan los pueblos del interior como Arcos de la Frontera.

jueves, 14 de abril de 2011

La corrupción


La corrupción, evidentemente, es el síntoma de una enfermedad del Estado. Ahora bien, la cosa no acaba –ni comienza- aquí. Late un supuesto muy hipócrita en algunos planteamientos referentes a la corrupción; es el supuesto de que la mayoría de los políticos son unos sinvergüenzas en tanto que la mayoría de los ciudadanos son unos ángeles. En primer lugar, para que haya políticos corruptos ha de haber ciudadanos corruptores; en segundo lugar, la mayoría de los políticos, al menos en lo económico, son gente honrada. (Las pasiones y las patologías del animal político discurren por otros ámbitos.) El meollo de la cuestión está en el mismo cuerpo social. Es probable, por ejemplo, que muchos españoles no reprochen tanto a los corruptos su corruptela como su torpeza.

Otro planteamiento incorrecto: puesto que hay corrupción, la democracia está podrida. Se olvida que es precisamente la democracia la que permite denunciar la corrupción. Aquí lo importante es que la denuncia se haga desde el convencimiento y no desde el cinismo político. El caso es que la crítica al político no exime al ciudadano. La corrupción hay que combatirla, ante todo desde el interior de la propia conciencia. La democracia exige que un mínimo de ciudadanos posea eso que se llama responsabilidad moral.

A diferencia de la responsabilidad jurídica, la responsabilidad moral no es una institución sino una figura subjetiva. La responsabilidad moral remite a esa misteriosa relación que cada cual tiene consigo mismo. Ahora bien, el problema de nuestra época surge porque el espacio interior, la relación de cada cual consigo mismo, ya no viene presidida, como en los tiempos de Kant, por la llamada “conciencia moral universal” Hoy cada cual tiene su propia conciencia, su propio sistema de valores, su propia topografía moral. En un contexto pluralista no hay códigos universales, y uno tiene que autodefinirse sabiendo que no hay valores absolutos…. 17 abril 1994. Extraido de “Asimetrias” de Salvador Pániker. Editorial Debate.

La educación del niño


He reflexionado con frecuencia acerca de lo que podría ser la educación del niño. Pienso que se necesitaría estudios básicos, muy simples, en los que el niño aprendiera que vive, en el seno del universo, sobre un planeta cuyos recursos deberá cuidar más tarde, que depende del aire, del agua, de todos los seres vivientes, y que el menor error o la menor violencia, pueden destruirlo todo. Aprendería que los hombres se han matado entre sí en guerras que sólo han producido otras guerras, y que cada país acomoda su historia, falsamente, para halagar su orgullo. Se le enseñaría lo suficiente del pasado para que se sienta ligado a los hombres que lo han precedido, para que los admire cuando lo merezcan, sin hacer de ellos unos ídolos, como tampoco del presente o de un hipotético porvenir. Se intentaría familiarizarlo, a la vez con los libros y las cosas; sabría el nombre de las plantas, conocería a los animales, sin hacer esas odiosas vivisecciones impuestas a los niños y a los adolescentes con el pretexto del estudio de la biología; aprendería a dar los primeros auxilios a los heridos; su educación sexual comprendería su presencia en un parto, su educación mental las vista de enfermos graves y de muertos. Se le darían también simples nociones de moral, sin las cuales la vida en sociedad es imposible. En materia de religión, no se le impondría ninguna práctica o ningún dogma, pero se le diría algo respecto de todas la grandes religiones del mundo. Se le enseñaría a amar el trabajo cuando el trabajo es útil. Hay ciertamente un medio de hablar a los niños de cosas en verdad importantes, y más pronto de lo que se hace. Marguerite Yourcenar.

miércoles, 13 de abril de 2011

Cojamos flores


Maestro, son plácidas todas las horas que nosotros perdemos, si en el perderlas, cual en un jarrón, ponemos flores. No hay tristezas ni alegrías en nuestra vida. Sepamos así, sabios incautos, no vivirla, sino pasar por ella, tranquilos, plácidos, teniendo a los niños por nuestros maestros, y los ojos llenos de Naturaleza… Junto al río, junto al camino, según se tercie, siempre en el mismo leve descanso de estar viviendo. El tiempo pasa, no nos dice nada. Envejecemos. Sepamos, casi maliciosos, sentirnos ir. No vale la pena hacer un gesto. No se resiste el dios atroz que a los propios hijos devora siempre. Cojamos flores, mojemos leves nuestras manos en los ríos calmos, para que aprendamos calma también. Girasoles siempre mirando al sol, de la vida nos iremos tranquilos, teniendo ni el remordimiento de haber vivido. Fernando Pessoa.

martes, 12 de abril de 2011

La madurez


Lo que se aprende en la madurez no son cosas sencillas, como adquirir habilidades e información. Se aprende a no incurrir en conductas autodestructivas, a no dilapidar energía por causa de ansiedad. Se descubre cómo dominar las tensiones, y que el resentimiento y la autocompasión se encuentran entre las drogas más tóxicas. Se aprende que el mundo adora el talento, pero recompensa el carácter. Se comprende que la mayoría de la gente no está ni a favor ni en contra nuestro, sino que está absorta en sí misma. Se aprende, en fin, que por grande que sea nuestro empeño en agradar a los demás siempre habrá personas que no nos quieran. Esto es una dura lección al principio pero al final resulta tranquilizadora. John Gardner.

lunes, 11 de abril de 2011

Escribir



Si pudiera elegir entre la capacidad para escribir un poema, y el éxtasis del poema nunca escrito, escogería el éxtasis. Es mejor poesía.

Si quieres escribir debes poseer en tu corazón sabiduría, arte y fantasía: la sapiencia de la música de las palabras, el arte de ocultar con la sencillez el artificio, y la magia de amar a tus lectores.

Gibrán Jalil Gibrán.

sábado, 9 de abril de 2011

Objetos muertos.


Y un día en que, mientras paseaba por el jardín, Fardrús el griego tropezó con una piedra, montó en cólera. Y se volvió y cogiendo la piedra dijo con voz ronca: “Objeto muerto que te has cruzado en mi camino.” Y arrojó lejos la piedra.

Y Almustafá, el elegido, el bienamado dijo:

“¿Por qué dices objeto muerto? Has estado mucho tiempo en este jardín, ¿no sabes que nada hay aquí que esté muerto? Todas las cosas viven y resplandecen en la claridad del día y en la majestad de la noche.”

“Tú y la piedra sois uno: la única diferencia estriba en los latidos del corazón. Crees que tu corazón late un poco más deprisa, amigo mío; y es cierto, pero no es tan sereno como la piedra. Quizá su ritmo sea distinto, mas yo te digo que si sondeas las profundidades de tu alma y escalas las alturas del espacio, sólo una melodía oirás, y en ella la piedra y la estrella cantan en perfecta armonía al unísono.”

“Si mis palabras no llegan a tu entendimiento, mejor será que esperes otra aurora. Si has maldecido a esta piedra en la que tu ceguera tropezó, también deberías maldecir la estrella si tu cabeza chocara contra ella en l cielo. Llegará un día en que juntarás piedras y estrellas como el niño que arranca los lirios del valle, y entonces sabrás que todas estas cosas tienen vida y fragancia.” Gibrán Jalil Gibrán. El jardín del profeta. Biblioteca Edaf.

viernes, 8 de abril de 2011

San Cebrián de Mazote.

La iglesia de San Cebrián de Mazote es una iglesia de un monasterio fundado por el abad Martín a finales del siglo IX o comienzos del X y es una de las dos únicas iglesias, junto a San Miguel de la Escalada, fundadas por comunidades monásticas mozárabes procedentes de Al-Ándalus.



San Cebrián de Mazote, Valladolid, situada en la Comarca Montes Torozos. Su origen se debe a una comunidad religiosa creada por cristianos mozárabes que escapaban de Al Andalus a finales del siglo IX, aprovechando el impulso dado al la reconquista por Alfonso III. Se tienen noticias de que la comunidad ya estaba completamente formada en el año 915, alrededor de un monasterio mozárabe del que se conserva su iglesia, una de las más importantes que aún existen del siglo X en España.

Comarca Montes Torozos (Valladolid)

jueves, 7 de abril de 2011

Después de un tiempo



Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma
y uno aprende que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender
que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende…
y con cada adiós uno aprende.

Anónimo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Saber es hacer


No importa lo que sintamos o sepamos, no importa nuestras dotes potenciales o talentos, sólo la acción les da vida. Muchos de nosotros entendemos conceptos como el compromiso, el coraje y el amor, pero en realidad saber es hacer. Hacer trae la compresión, y las acciones convierten conocimientos en sabiduría. No puedes atravesar el mar simplemente mirando el agua. Rabindranath Tagore.

La Buena Vida, café del libro



Un lugar muy agradable donde tomarse un café o un vino escuchando buena música rodeado de libros.

Librería La Buena Vida, café del libro. Calle Vergara, 10 Madrid.

martes, 5 de abril de 2011

Confucio


Hoy no interesa progresar, sino tener éxito. No espero encontrar al hombre perfecto. Me contentaría con hallar a un hombre de principios. Pero es difícil tener principios en estos tiempos en que la nada pretende ser algo y lo vacío pretende estar lleno. Palabras de Confucio hace más de 2.500 años.

lunes, 4 de abril de 2011

El momento presente



Sólo existe el momento presente, el instante presente, o mejor, nuestra conciencia de la existencia en ese instante tan breve que ni tan sólo es cuantificable, porque cuando nos percatamos de él, ya ha pasado.

¿Qué es entonces el aquí y el ahora? Quizá, más que un momento y un lugar, es la presencia que se hace consciente de sí. Simplemente, nuestra consciencia de Ser. Porque no somos nuestro nombre, que es una etiqueta; ni nuestro cuerpo, que cambia continuamente; ni las ideas que nuestro pensamiento crea sobre nosotros mismos, tan volubles como una pluma al viento.

Somos, simplemente, presencia, consciencia. La presencia que se da cuenta de que uno piensa, siente, vive, es. Esa presencia tan pura y tan simple, tan desnuda y esencial, tan obvia, que la acabamos por obviar, por olvidar. Extraído de “Las palabras que curan” de Álex Rovira. Plataforma Editorial.

sábado, 2 de abril de 2011

Las palabras


Foto: Estatua de García Lorca en la Plaza de Santa Ana (Madrid)

Las palabras son el vehículo de contacto de nuestra alma con la realidad. Gracias a ellas tomamos conciencia y simbolizamos lo vivido. Las palabras nos brindan además la posibilidad de significar toda experiencia, desde lo aparentemente banal hasta lo trascendente: las palabras nos ayudan a dar un sentido a la vida.

Gracias a las palabras percibimos las diferencias, los contrastes y nos acercamos al mundo. Con ellas creamos y exploramos universos reales e imaginarios. Son puente y camino para conocer y reconocer al ser próximo, descubrir sus matices, su humanidad y, cómo no, son también el vehículo para llegar hasta nosotros mismos. Paradójicamente también las palabras nos ayudan a tomar distancia, a ganar perspectiva, a desahogarnos. Nos permiten acercarnos y alejarnos, gestionar distancias, entregarnos o partir.

“La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha” dejó escrito Michel de Montaigne. Las palabras nos pertenecen a ambas partes en diálogo cuando éste es sincero, cuando la escucha es atenta, cuando hay voluntad de encuentro. En ellas nos encontramos y por eso nos unen, nos llevan al intercambio, a la relación, al encuentro y así es como nos hacen ver, sentir y crecer. Extraído de “Las palabras que curan” de Álex Rovira. Plataforma Editorial.

viernes, 1 de abril de 2011

Luis Landero. Cafés Literarios en Fuenlabrada


La pasada noche, dentro de los Cafés Literarios que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Fuenlabrada, se celebró en el Espacio de Usos Múltiples del Centro Cultural de Fuenlabrada Tomás y Valiente un encuentro con el escritor Luis Landero que nos habló sobre su novela “Retrato de un hombre inmaduro” Editorial Tusquets.


En la habitación de un hospital, y en el curso de la que muy probablemente sea su última noche en este mundo, un hombre de unos 65 años le cuenta a alguien, y también a sí mismo, la historia de su vida. Dejándose llevar por el azar de la memoria y la fluidez de su propio relato, va y viene en el tiempo, rescatando, con no poco humor, las pequeñas y más significativas aventuras que vivió y que vio vivir. Porque a este hombre le ha gustado mirar siempre el espectáculo del mundo tanto o más que participar en él. Pero, como todos, conoció el amor, el sabor agridulce de la libertad, el poder, el horror, la belleza, la amistad, el absurdo, la doble conciencia y, en fin, todos los ingredientes de que está hecha la vida. Y no sólo cuenta, sino que al hilo de cada episodio busca algún sentido al viejo misterio de vivir, ahora que no hay tiempo ya de engañarse ni de rectificar. Como quien manipula las piezas para formar un puzzle, se enlazan el rápido curso vital y los remansos reflexivos, el bullir inagotable de personajes y peripecias casi siempre cómicas o kafkianas, para trazar el perfil de un hombre sesudo y a la vez infantil, responsable y a la vez arbitrario, bueno a la vez que inmoral: un retrato del hombre contemporáneo.




El acto estuvo presentado por María José Palacios Hidalgo, profesora del Patronato de Cultura de Fuenlabrada de los talleres de escritura y de lectura.

Luis Landero nació en Albuquerque (Badajoz) en 1948. Licenciado en filología hispánica por la Universidad Complutense, ha sido profesor de literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid, y profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989 (Premio de la Crítica y Premio  Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002) y Hoy, Júpiter (2007), ganadora esta última del XIV Premio Arcebispo Juan de San Clemente. Es también un inspirado ensayista literario, autor de Entre líneas: el cuento o la vida (2000) y ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004).