miércoles, 30 de septiembre de 2009

El derecho.

Foto: Alambrada. Sebas Navarrete.

“El derecho es el conjunto de condiciones que permite a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos” Immanuel Kant.

martes, 29 de septiembre de 2009

Viajar.

Foto: Asturias (España)

El inconveniente del pliego de condiciones preestablecido es que hay que descartar lo imprevisto. Si rechazo formatear mi viaje antes de la partida es por el gusto de perderme totalmente y sin moderación.
Esto requiere otra disciplina y, por lo tanto, otras obligaciones.
La ventaja de las obligaciones es que me las impongo a mí mismo. A partir de ese momento, el viaje se desarrolla con total disponibilidad. La manera de avanzar se parece más bien al caminar zigzagueante de un perro que siente curiosidad por todo, guiado por su olfato. Deshacerse de todos los conocimientos, creencias y convicciones superfluas. Soltar el máximo de lastre posible. Continuar con lo poco que queda. Y mejor si las cosas van en cualquier dirección, si parece que todo se reconstruye a medida que el tiempo pasa.
Klavdij Sluban. Fotógrafo nacido en 1963 en París. La confusión de los géneros en fotografía.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Nave de motores del Metro de Madrid



La Nave de Motores de Pacífico se construyó con el fin de solventar las posibles insuficiencias de suministro eléctrico y prestar un mejor servicio a la red del Metro de Madrid. Se trata de una central que podía transformar la corriente eléctrica suministrada por las compañías y generar su propia energía, mediante la utilización de tres motores diesel de 1.500 c.v. cada uno, adquiridos en Alemania. También llegó a proporcionar energía al resto de las subestaciones de Metro, a la misma ciudad de Madrid y, en1925, a las compañías eléctricas. Además, durante la Guerra Civil, suministró electricidad para el uso de la población de Madrid. El proyecto de la instalación corrió a cargo de los ingenieros José María y Manuel Otamendi. Antonio Palacios fue el autor del proyecto arquitectónico. La construcción de la nave finalizó en 1923 manteniéndose en funcionamiento hasta el año 1972. Nave de Motores, Calle de Valderribas, 49 (Madrid)

sábado, 26 de septiembre de 2009

Diputados.

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar.
No identifico a casi ninguno y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada.
Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o de restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos.
Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.
Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.
Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera.
Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos. Arturo Pérez-Reverte

viernes, 25 de septiembre de 2009

La palabra.


“Es muy cierto, como dijo Brice Parain, que se intenta conseguir la libertad por medio de la lucha contra el lenguaje; pero para que exista la rebeldía y la crítica es preciso que la palabra siga siendo problema: cuando deja de serlo, no es que nos hayamos libertado, sino que el triunfo del Verbo Absoluto vigente es definitivo”. Fernando Savater. Apología del Sofista.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El maestro.

Foto: Homenaje al maestro en Palencia.

El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el buen estudiante en superior.

martes, 22 de septiembre de 2009

Menos Humos.

Hace años, en pleno esplendor de la kale borroka, mi amigo Raúl Guerra Garrido solía decir que en San Sebastián te ponían más multa por aparcar mal un coche que por quemarlo. Supongo que dentro de poco tendremos que aceptar como normal que esté más penalizado dar fuego a un cigarrillo que al retrato del rey o a un ejemplar de la Constitución. Nuestro país es sumamente tolerante para unas cosas y de ejemplar intransigencia en otras. Lo malo es que la proporción entre lo uno y lo otro a veces resulta paradójica. Si se confiere el rango de autoridad a los maestros amenazados por jóvenes asilvestrados no falta quien se escandalice y proclame que eso no resuelve nada porque el respeto hay que ganárselo; pero si se legisla severamente contra la brutalidad conyugal a nadie se le ocurre objetar que la armonía en la convivencia no es asunto judicial. Son las diferencias entre el amor y la pedagogía, como diría don Miguel de Unamuno.
En el caso de la cruzada contra el tabaco, lo único que cabe esperar es que no acabe como la que se mantiene contra las demás drogas prohibidas (también capricho inquisitorial yanqui): es decir, convirtiendo el ocasional abuso privado en una amenaza gansteril al orden público que ponga en jaque a países enteros, como hoy ocurre en México y otros lugares. Se maneja la noción de salud pública como si fuese algo evidente, acerca de la cual nada tienen que opinar cada uno de los sujetos que a fin de cuentas son los que se saben sanos o se ponen enfermos. En efecto, parece demostrado que abusar del tabaco -como de ciertos alimentos o bebidas, deportes de riesgo, desbordamientos eróticos, pasiones ideológicas, etcétera- comporta daños personales. Pero en cambio se ignoran o silencian los beneficios que su uso puede propiciar a quienes saben manejarlo. El sabio Lichtenberg confesó que le gustaría saber cuántos versos espléndidos de Shakespeare se los debemos a un vaso de vino tomado en buen momento, aunque su hígado se resintiese: lo mismo podemos aplicarlo a un cigarro que propicia un proyecto imaginativo, una charla amistosa, la prolongación del encuentro amoroso o una tarde pensativa.
Entiendo que no se debe fumar allí dónde el humo del tabaco moleste a otros, pero ¿por qué los fumadores no pueden disfrutar de un espacio público -sea en un restaurante o en su lugar de trabajo- dónde puedan fumar sin que les molesten quejas ni persecuciones? ¿O es que hay quien se siente alterado porque los demás fumen, sea donde sea? Y dicen de los integristas... Como si fuera más excusable coaccionar al prójimo por la salud de su cuerpo que por la de su alma. Una queja simpáticamente desaforada ante este estado de cosas la hallamos en Fumar puede no matar (editorial SayMon), el divertido exabrupto de Vicente Amiel casi tierno en su impotente ferocidad: hará reír amargamente (rire jaune, dicen los franceses) a los fumadores y hasta a los antitabaquistas con sentido del humor, si hay alguno. Por mi parte, suscribo a Winston Churchill: "Debo hacer constar que mi regla de vida prescribe como un rito absolutamente sagrado fumar cigarros y beber alcohol antes, después y si es necesario durante las comidas y en los intervalos entre ellas". Dénselo por dicho. Fernando Savater. El País 22/09/2009.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Hueles a martes.

Foto: Estanque del Retiro. Madrid.

Hueles a martes, dijo la chica al chico en la mesa de al lado, al tiempo que yo pedía al camarero el gin-tonic de media tarde. Me acordé de mi madre, que era capaz de averiguar si venía del colegio, de los billares o del cine con un leve movimiento de la nariz. Y nunca se equivocaba. Se puede ir a los billares, al cine o al colegio cualquier día de la semana y casi a cualquier hora, ¿pero es posible pasar la tarde de un miércoles en un martes sin que se entere nadie? La idea abría un territorio completamente nuevo para el adulterio. Nada más excitante que engañar al domingo con el lunes o al sábado con el viernes. Cómo no se me había ocurrido antes.
Pues estamos a jueves, respondió, suspicaz, el chico, como si se defendiera de una acusación de infidelidad. Estaremos a jueves, insistió ella, pero tú sigues oliendo a martes. Me pregunté si el martes habría sucedido algo especial que a ella le hubiera disgustado, pero a lo que él permaneciera enganchado por alguna razón de orden sentimental.
En esto, llegó mi gin-tonic, revolví los cubitos de hielo y di el primer sorbo, que es el mejor (si no resultara una extravagancia carísima, pediría varios gin-tonics sucesivos de los que sólo aprovecharía el primer trago). Mientras el combinado atravesaba mi garganta, produciendo una euforia ligera, pero inmediata, en las neuronas, los jóvenes se hundieron en un silencio hosco. ¿Cómo olerían los lunes?, me pregunté yo. A colonia fresca, de baño, sin duda. Me pareció en cambio que los sábados despedirían un aroma pesado, aceitoso, como esos perfumes baratos que dejan manchas en el cuello de la camisa o de la blusa. Pues tú hueles a domingo, dijo él al fin, rompiendo una situación que comenzaba a resultar difícil. ¿A un domingo cualquiera?, preguntó ella. Al domingo que sabes, no disimules, dijo él, y se echaron a reír. Juan José Millás. El País 18/09/09.

domingo, 20 de septiembre de 2009

La Noche en Blanco de Madrid



Fotos: Miles de personas responden a la cita de la "Noche en Blanco" en Madrid, sábado 19 sept 09.
La Noche en Blanco nació en París hace cinco años como "manifestación cultural gratuita abierta a todos y que se celebra a finales de verano durante una noche entera". Tras el éxito de su primera edición, otras capitales decidieron sumarse a la iniciativa. Hoy, Bruselas, Riga, Roma, París y Madrid forman la red europea de las noches blancas y han consensuado también algunas reglas de la manifestación: "La Noche en Blanco privilegia la creación contemporánea... Escenifica el espacio público en todos sus aspectos: tanto lugares cerrados, abandonados o periféricos, como espacios prestigiosos pertenecientes al patrimonio histórico de la ciudad.

sábado, 19 de septiembre de 2009

La literatura.

"Hay un momento en el que la Historia nos abruma. La literatura, en cambio, es un esfuerzo por comprender la vida, por ordenarla".
“La novela no es una evasión de la fantasía para soportar mejor la vida, sino todo lo contrario: es vida misma transformada en imaginación, a la busca de una salida a la realidad caótica que nos rodea. La fantasía es invención, el envés de lo verdadero, en tanto que la imaginación es una reflexión sobre lo que puede ser verdad”. Javier Reverte.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Estación de Chamberí - Metro de Madrid







METRO DE MADRID. El 17 de octubre de 1919 Alfonso XIII inauguró la primera línea del metro, que cubría una distancia de 3.500 metros, entre la populosa barriada obrera de Cuatro Caminos y la Puerta del Sol, con seis estaciones intermedias: Ríos Rosas, Martínez Campos (Glorieta de Iglesia), CHAMBERÍ, Glorieta de Bilbao, Hospicio (Tribunal) y Red de San Luis (Gran Vía).

ESTACIÓN DE CHAMBERÍ. Su diseño responde a los criterios de funcionalidad, sencillez y economía impuestos por Antonio Palacios. Este arquitecto logró atenuar la posible reticencia del público a utilizar el transporte subterráneo mediante el empleo de acabados brillantes, coloristas y luminosos en los espacios en contacto con los viajeros, como vestíbulos, túneles de paso y andenes, utilizando masivamente paños de azulejos y otras piezas cerámicas de color blanco y azul cobalto.

En la década de los 60, debido al incremento del tráfico de viajeros, Metro decidió alargar las estaciones de la línea 1 para poder poner en servicio nuevos trenes de mayor capacidad, de hasta seis coches. Ante la imposibilidad técnica de ampliar la estación de Chamberí, por su situación en curva y su proximidad a las de Bilbao e Iglesia, el Ministro de Obras Públicas decidió cerrarla el año 1966.

La singularidad, el buen estado de conservación, el valor testimonial y artístico, han hecho que este espacio histórico se haya recuperado y restaurado por el Ayuntamiento de Madrid para el disfrute de todos.

Se puede visitar de martes a viernes de 11 a 19 h. y los sábados, domingos y festivos de 11 a 15 horas. Lunes cerrado. Plaza de Chamberí, s/n. Visita gratuita.

Agradecimientos. Textos extraídos de parte de la información que facilita el museo al visitante.

jueves, 17 de septiembre de 2009

El mapa.

Fotos: Salinas en Lanzarote.

Borges nos describe en uno de sus relatos a un emperador que quería poseer un mapa de su imperio. Los cartógrafos pusieron manos a la obra, pero el emperador no quedó satisfecho con ninguno de los mapas que le presentaron. Consideraba que faltaban muchos detalles; no dejaba de descubrir lugares, caminos, colinas, arroyos que no figuraban en el mapa. Al final le presentaron uno del tamaño de su propio reino.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Foto: El Retiro (Madrid)

De repente, estoy solo en el mundo. Veo todo esto desde lo alto de un tejado espiritual. Estoy solo en el mundo. Ver es ser distante. Ver claro es parar. Analizar es ser extranjero. Toda la gente pasa junto a mí sin rozarme. Sólo tengo aire a mí alrededor. Me siento tan aislado que siento la distancia que hay entre mí y mi traje. Soy un niño, con una palmatoria mal encendida, que atraviesa, en camisón de dormir, una gran casa desierta. Viven sombras que me rodean –sólo sombras hijas de los muebles rígidos y de la luz que me acompaña. Ellas me rondan aquí, al sol, pero son gente. Fernando Pessoa – El libro del dasasosiego.

martes, 15 de septiembre de 2009

Pesadilla.

Lo que voy a contar es tan kafkiano y agobiante que no cabe en este artículo. Ni siquiera cabe en una vida o mejor dicho en dos, en la vida de una amiga llamada Pilar y en la de su madre, Maruja, una anciana de 86 años que hoy padece un grave deterioro cognitivo. En enero de 2005, todavía lúcida, Maruja solicitó a la Dirección General del Mayor una plaza en una residencia. Y pasó el tiempo. La salud de la mujer se fue desplomando y, en mayo, Pilar volvió a presentar todos los documentos y logró los 100 puntos necesarios para tener derecho a plaza (gestionar una vejez digna es tan difícil como clasificarse para los Juegos Olímpicos). Lo peor es que Maruja vive sola: carecen de familia y Pilar, que está enferma, no puede atenderla. Este verano la situación alcanzó un punto crítico: la madre ya no se lava, no come, apenas logra hablar. Desesperada, Pilar reclamó la plaza en la Dirección del Mayor, y entonces, sólo entonces (antes de protestar nadie le dijo nada), le contaron que ahora esto lo lleva Dependencias, que hay que empezar el papeleo de nuevo y que convalidar el expediente tarda unos ocho meses.

¿Les parece demencial? Pues hay más. Para la asistencia domiciliaria también hay que reunir nuevos papeles, aunque ya se hayan presentado para la teleasistencia y la residencia. Nadie cruza datos: la doctora de cabecera, los servicios sociales municipales, la Dirección del Mayor, la Dirección General de Coordinación de Dependencia... Nombres rimbombantes para servicios inútiles. Sucedió en Madrid, en donde quizá haya un par de miles de ancianos en el mismo caso, perdidos en el limbo del traspaso. La Comunidad ha conseguido convertir la Ley de Dependencia en un obstáculo y quizá también logre que esos viejos sobrantes tan latosos mueran pronto, a la chita callando y en sus casas. El País 15/09/09. Rosa Montero.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El gen egoísta.

“Una gallina es, simplemente, el método que usan los huevos para hacer más huevos”. “Somos máquinas de supervivencia, autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar la existencia de los egoístas genes que albergamos en nuestras células”. El Gen Egoísta: Las bases biológicas de nuestra conducta. Richard Dawkins

domingo, 13 de septiembre de 2009

La Batalla de Trafalgar

Foto: Faro y Cabo de Trafalgar (Cádiz)

La batalla de Trafalgar tuvo lugar el 21 de octubre del año 1805 a la altura de cabo Trafalgar (Cádiz), enfrentándose la flota británica, comandada por el almirante Horacio Nelson, contra una flota combinada franco-española bajo el mando del almirante Vileneuve. Fue la última gran acción de guerra en el mar de este periodo, perdiéndose 5.000 vidas y 15 buques (esto último principalmente a causa del temporal del SW que se desató sobre los maltrechos buques al día siguiente) y sus consecuencias se prolongaron mucho más allá de las guerras napoleónicas.
La victoria sobre el combinado franco-español permitió a Inglaterra tener la supremacía naval en los siguientes 100 años.
Napoleón no consiguió volver a tener una escuadra capaz de asegurar un desembarco en Inglaterra, y su objetivo jamás se realizaría.
España no perdió su armada aquí, sólo perdió 10 navíos que quedaron contrarrestados con los 6 navíos que se capturó a Francia en el inicio de la guerra de la Independencia. Pero para poder dotar a todos los barcos que participaron en el combate se tuvieron que utilizar los fondos de amortización, un tanto sobre las fincas pertenecientes a la iglesia concedido al Rey por el Papa, un empréstito de cien millones de reales en acciones (transmisibles por endoso), y el producto de algunas contribuciones nuevas. Además no se recibían caudales de América por el cerco inglés. Sin dinero se empezó a desguazar barcos para poder equipar a otros, e incluso para leña.
En 1805 España tiene 41 navíos de guerra, en 1811 tiene 26 navíos de guerra, en 1820 se tiene 17, y en 1835 sólo 3 navíos para poder asegurar las costas españolas y la de las colonias que empezaban a independizarse.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Sentido del humor

Decía Wittgenstein que, cuando la gente no comparte el mismo humor, es como si entre ciertos individuos existiese la costumbre de que una persona arrojara un balón a otra, y se estableciera que la otra persona tenía que atraparlo y devolverlo, y que algunas, en lugar de devolverlo, se lo metieran en el bolsillo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Ser competitivo.

Según los organismos internacionales, España es poco competitiva. ¿Pero en qué consiste la competitividad? Pues a veces en una cosa y a veces en su contraria, según. Si alguien, pongamos por caso, fabrica botijos a céntimo la unidad, lo competitivo, en buena lógica, sería fabricarlos a dos. Pues no, lo competitivo, en este caso, sería fabricarlos a medio céntimo, para ganar menos que el vecino. Viene a ser como si los participantes de la Vuelta Ciclista, en vez de luchar por el primer puesto, se pelearan por el último. El entrenador amonestaría al primero por su falta de espíritu, de agresividad, de ganas. Muchacho, tienes que poner más coraje, le diría, intenta correr menos, ir más despacio, no es tan difícil, coño.
De modo que las clases bajas son competitivas cuando cobran poco, mientras que las altas lo son cuando ganan mucho. A los obreros se les exige flexibilidad, movilidad, humildad, mientras que el prestigio de los ejecutivos depende de la cláusula de rescisión de su contrato. Emilio Botín lleva varios días pagando anuncios a doble página en toda la prensa para exhibir unos beneficios desorbitados. Ser competitivo, si eres pobre, consiste en acabar el ejercicio siendo más pobre, mientras que si eres rico consiste en acabarlo forrado. Cuando los organismos internacionales acusan a España de ser poco competitiva, lo primero que habría que averiguar es si nos consideran pobres o ricos. Si lo primero, tendremos que trabajar más por menos; si lo segundo, menos por más. Aun sin saber nada de economía, mucho nos tememos que nos han incluido en el primer grupo, es decir, entre los que deberían competir por vender los botijos más baratos. Pero no se apuren los ricos españoles que ahí están los pobres españoles para hacer por diez lo que otros hacen por veinte. La economía es, en efecto, cosa de dos tardes. El País viernes 11 septiembre 2009. Juan José Millás.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Pedro y el hilo mágico. Cuento.

Foto: Atadecer en la Playa Fuente del Galle- Conil de la Frontera (Cádiz)

Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus maestros y sus amigos. Pero tenía una debilidad. Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana. Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.
"La anciana le dijo:"Pedro, éste es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días." Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. "¿Podría quedarme la pelota?", preguntó. La anciana se la entregó.

Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.

De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero él seguía sin poder vivir el momento. De modo que, una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios.

Pedro comprobó que ahora tenía noventa años, Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado vidas propias lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Nunca había ido a pescar con sus hijos ni paseado con Elisa a la luz de la luna. Nunca había plantado un huerto ni leído aquellos hermosos libros que a su madre le encantaba leer. En cambio, había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino.

Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente. Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana que muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi regalo?, preguntó ella. Pedro no vaciló al responder: "Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida." "Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé u último deseo", dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió: "Quisiera volver a se un niño y vivir otra vez la vida." Dicho esto se quedó otra vez dormido.

Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quién podrá ser ahora?, se preguntó. Cuál no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez. "Date prisa, Pedro. Duermes demasiado. Tus sueños te harán llegar tarde a la escuela si no te levantas inmediatamente", le reprendió su madre. Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezó a vivir el ahora. El monje que vendió su ferrari. Robin S. Sharma.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

La niñez.

Foto: Atardecer en la playa Fuente del Gallo (Cádiz)

¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Un día, unas horas son entonces cifra de la eternidad. Luis Cernuda.

martes, 8 de septiembre de 2009

Playa del Faro de Trafalgar.

Foto: Panorámica de la Playa del Faro de Tragalgar (Cádiz).
Foto: Detalle ecológico a la entrada de la playa del Faro de Trafalgar. Ojo con el "coje"

La playa del Faro de Trafalgar es una franja litoral de unos 2.000 metros de longitud y unos 50 metros de ancho. Tras esta franja no existe ningún tipo de edificación ni elementos urbanísticos y tan solo veremos una enorme extensión de terreno llano sin arboleda ni otros elementos naturales o artificiales. La arena es de color muy claro y de textura fina, sin llegarlo a ser tanto como en otras playas de grandes extensiones dunares. En la zona más alejada del mar encontramos pequeñas concentraciones de piedras pequeñas que algunos usuarios utilizan para construir pequeños parapetos que les resguarden del viento cuando éste sopla y en ocasiones incluso para procurarse cierta intimidad. El resto de la franja está constituido casi exclusivamente por arena con una limpieza muy aceptable. El oleaje es moderado en verano aunque llega a ser peligroso en épocas distintas, cuando por otro lado las temperaturas del mar y ambientales no invitan precisamente al baño.
Del faro parte una playa interminable que continua más allá de Conil y Chiclana (playa de los Bancos o de las Calderas) . Está orientada al oeste por lo que en ella se puede disfrutar de una soberbia puesta de sol directamente sobre el mar.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Sociedades estúpidas.

Sociedades estúpidas son aquellas en que las creencias vigentes, los modos de resolver conflictos, los sistemas de evaluación y los modos de vida, disminuyen la posibilidad de las inteligencias privadas. José Antonio Marina, La inteligencia fracasada.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Atardecer 3


Foto: Atardecer del 6 de septiembre 2009. Playa Fuente del Gallo (Cádiz)

Lo esencial es invisible. Antoine de Saint-Exupéry

sábado, 5 de septiembre de 2009

Atardecer 2

Foto: Atarceder desde el Cabo de Trafalgar (Cádiz) Viernes 4/9/ 2009

Me has agregado la fuerza de todos los que viven.
Me has dado la libertad que no tiene el solitario.
Me enseñaste a encender la bondad, como el fuego.
Me hiciste construir sobre la realidad como sobre una roca.
Me hiciste adversario del malvado y muro del frenético.
Me has hecho ver la caridad del mundo y la posibilidad de la alegría.

Pablo Neruda.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Atardecer desde el Cabo de Trafalgar (Cádiz)

Foto: Cabo de Trafalgar (Cádiz). Atardecer del día 3 septiembre 2009.

Sólo te pido esto: “Trata de ver más allá de lo evidente.”

jueves, 3 de septiembre de 2009

Es que le amo...

Foto: Templo de Debod (Madrid)

Voy a transcribir un caso descrito por Walter Riso, Un terapeuta hispanoamericano. Una de sus pacientes le hace la siguiente descripción de su “relación amorosa”:
Llevo doce años de novia, pero estoy comenzando a cansarme… El problema no es el tiempo, sino el trato que recibo… No, él no me pega, pero me trata muy mal… Me dice que soy fea, que le produzco asco, sobre todo mis dientes, que mi aliento huele a…(llanto)… Lo siento, me da vergüenza decirlo… que mi aliento huele a podrido… Cuando estamos en algún lugar público, me hace caminar adelante para que no le vean conmigo, porque le da vergüenza… Cuando le llevo un detalle, si no le gusta me grita “tonta” o “retrasada”, lo rompe o lo tira a la basura muerto de furia. Yo siempre soy la que paga. El otro día le llevé un pedazo de torta y como le pareció pequeño, lo tiró al piso y lo aplastó con el pie… Yo me puse a llorar… Me insultó y me dijo que me fuera de su casa, que si no era capaz de comprar una mísera torta, no era capaz de nada… Pero lo peor es cuando estamos en la cama… A él le fastidia que lo acaricie o lo abrace… Ni que hablar de los besos… Después de satisfacerse sexualmente, se levanta de inmediato y se va a bañar…(llanto)… Me dice que no vaya a ser que lo contagie de alguna enfermedad… Que lo peor que le puede pasar es llevarse pegado algo de mí…
La queja de la pobre mujer tiene la intensidad de un relato de Borges. Podemos imaginar, a partir de estas líneas, el horror de la existencia. El terapeuta le pregunta: “¿Por qué no lo deja?”, y ella contesta entre apenada y esperanzada: “Es que le amo… Pero sé que usted me va a ayudar a desenamorarme…,¿no es verdad?” José Antonio Marina – La inteligencia fracasada.

martes, 1 de septiembre de 2009

El cuarto mandamiento.


La habían matriculado en uno de los colegios más caros de la ciudad. Sus padres no tenían demasiados recursos económicos, pero estaban dispuestos a cualquier sacrificio con tal de que la niña dispusiera de lo que ellos no habían tenido. Siempre había sido así, y tanto su padre como su madre no rechazaban ningún trabajo, por molesto y humilde que fuera, para que a su hija Lucía no le faltase de nada.

Un día de Santo Tomás de Aquino la invitaron a una fiesta en casa de unos compañeros de clase. Hacía poco que había cumplido quince años y estrenaba un vestido que su madre le había estado cosiendo durante todo la noche. Después de la merienda, el padre del anfitrión le dio dinero a su hijo para que fuese al cine con sus amigos y sus amigas. Consultaron la cartelera y casi todos se decidieron por una película que acababan de estrenar; sin embargo, ella les sorprendió diciendo que aquel cine no le gustaba. Pero la mayoría era tan abrumadora que convencieron a Lucía.

Todos caminaban alegres, todos, menos Lucía que, a medida que se acercaban al cine, se amohinaba, dejaba de participar en las bromas de los demás y sonreía como si permaneciera en otro lugar.

Eran once en total, y el chico que los invitaba enarboló las entradas y todo el grupo le siguió. Penetraron en tropel, mientras el portero contaba al grupo para cotejarlo con el número de entradas: entonces vio a Lucía, que se escabullía, que pretendía pasar inadvertida, imposible que no la distinguiera el portero habiendo sido testigo de cómo su mujer le cosía el vestido a su hija, su amada hija, a la que iba a llamar, pero se contuvo, porque vio su mirada gacha hacia el suelo, su temor de ser reconocida, su pánico a que sus ricos amigos comprobaran que su padre era el portero de un cine.

No le dijo nada a Lucía. Y sintió la punzada más amarga que puede sentir un padre cuando comprueba que sus hijos se avergüenzan de él. Luís del Val. -Cuentos del mediodía-